Episodio 2º Limpieza de sangre - Este señor de negro
Serie: Este señor de negro. Episodio 2º Limpieza de sangre.
- Yo le tengo mucha devoción a San Antonio ¿Verdad, Dimas?
- Sí, mucha devoción.
- Casamentero. Es un santo casamentero.
Y así, casamentero, se define a este santo en la "Mazurca de las Sombrillas" de la zarzuela "Luisa Fernanda" de Federico Moreno Torroba:
A San Antonio,
como es un santo casamentero,
pidiendo matrimonio,
le agobian tanto,
que yo no quiero
pedirle al santo
más que un amor sincero.
¡Qué bien traído, por Antonio Mingote, ese San Antonio para comenzar un capítulo que trata sobre el matrimonio y el amor sincero!
- No cuesta ningún trabajo hacer las cosas seriamente, con formalidad.
- ¡Monumento, monumento, qué es usted un monumento! ¡MONUMENTO!... ¿Qué trabajo cuesta ser formal?
¡Qué grande Mingote que no dejaba los detalles al azar! El señor de negro puede que pierda la seriedad, pero la formalidad no. A Florinda Chico la requiebra sin apear el tratamiento de usted y le dice ese piropo tan castizo como respetuoso que es "¡Monumento!", sinónimo de obra magnífica que causa admiración. Y tras la exclamación, regresa a su discurso diciendo: "¿Qué trabajo cuesta ser formal?"
EN TORNO A UN CAFÉ
- Nosotros somos iguales que nuestros abuelos ¿Por qué nuestras costumbres no han de ser iguales también?
- No. Nuestros abuelos no tenían televisión, por ejemplo.
- Es verdad, pobrecitos. Y ¿qué hacían por las tardes?
- Lo que tú pero sin enterarse de que viene una borrasca del Atlántico.
La frase final que dice Mari Carmen Prendes en esta escena da pie a hacer una inevitable comparación: si preguntaran sobre qué hacíamos nosotros por las tardes... Mari Carmen Prendes diría: "Lo que tú, pero sin enterarse del último vídeo del youtuber o de la última foto del instagramer, o del último tweet de vete a saber". Valga la redundancia de la expresión "cada tiempo tiene su tiempo" que pide más perspectiva para vivir mejor.
- Pero hay americanos que no son traficantes de drogas, que no son gánsters, ni siquiera policías.
- Pero en las películas de la televisión...
- Las películas no tienen nada que ver. Una película tiene que tener acción, intriga. No se puede hacer una película de acción con unos tipos que no les pasa nunca nada. Como a nosotros.
- A las personas decentes no tiene porqué pasarles nada.
Es conveniente comentar que esa afirmación de que "a las personas decentes no tiene porqué pasarles nada" sigue estando muy vigente. A las personas decentes puede sucederles algo, pero dentro de la más extraordinaria excepcionalidad
¿Cómo pueden las personas "decentes" introducir cambios sin una causa excepcional o extraordinaria (y sin volverse indecentes)? La respuesta a esta pregunta es: introduciendo cambios, iniciando una nueva actividad o aprendizaje y también dejando atrás aquello que ya no tiene sentido en sus vidas.
Lo dicho puede servir como ingrediente para cocinar (comprender) el concepto de "friki". Se puede ser más descriptivo observando la "pasión" con que se disfruta una actividad. Todas las personas (las decentes y los frikis) disfrutan apasionadamente aquello que los llena, sin embargo si destaca el friki en su disfrutar apasionado no es por la pasión que despliega (igual a la del resto), sino por la normalidad con que disfruta de una actividad excepcional.
Ay la etiqueta Friki, ese cajón de sastre, sin la connotación patológica, donde van a parar gran parte de los que antes iban al cajón de sastre de los "locos"... ay, ay... vaya si sabré lo que digo.
- Nosotros, lo más que podemos descubrir es al culpable de que las patatas hayan subido dos pesetas el kilo.
- Jejé. Eso no lo descubre ningún americano.
- En América hay personas decentes, aparte de las que salen en las películas.
- No me gustan los americanos... ¡demasiado libres!
- ¿Toma café?
- Sí, claro. Todos toman café.
El "Todos toman café" de Don Manuel es una alusión al estribillo de una conocida canción de Eliseo Grenet.
- Ya te dije que esto no iba a resultar, Manolo.
- ¿No le gusta el café?
- Yo no les gusto a ustedes.
- Señorita nosotros no somos racistas porque sabemos que todos los seres humanos tienen un alma inmortal.
- Que suban a los altares, vale... pero que entren en la familia...
Estas últimas frases crítico-moralizantes pueden servir para ejemplarizar cuando se cuenta una historia pero, cuando se pronuncian en el mundo real sólo sirven para incrementar la tensión.
La persona que dice estos "refranes muy al caso" no suele haber pasado por la situación sobre la que moraliza (se apoya en un refrán, no en la experiencia, para expeler un sarcasmo).
Posiblemente no pase nunca por esa misma situación por lo tanto nunca sabremos si, llegado el caso, obrará conforme indica el refrán que pronuncia. Eso sí, no puede evitar "joder" con el refrancito, y, al introducir más tensión a la situación ya tensa, lograr subir un punto en el ranking de personas que "no te apetece ver".
HISTORIA DEL APELLIDO ZABANETA
(aprox. 0:16:08) Cuando don Sixto le cuenta al abuelo Zabaneta que la chica es negra, este hace el gesto apuntar con los dos dedos índices hacia la nariz por ambos lados haciendo referencia al tópico ornamental de muchos miembros de tribus africanas de llevar un hueso atravesado en la nariz, cuya representación gráfica ha acompañado a innumerables viñetas de tebeos y comics del África "negra" de tiempos de Tarzán, de safaris y de Eustaquio Morcillón y Babalí.
Las dos razones fundamentales que se presentan en el episodio como excusa para no aprobar el matrimonio interracial son: la costumbre (escusa que se aparca) y esa otra, que da título al episodio, la "limpieza de sangre".
Las andanzas conocidas de la familia Zabaneta arrancan en los tiempos de Cristóbal Colón dejando importantes personajes en distintas épocas posteriores. Para desmontar ese argumento de oposición al matrimonio interracial se sigue la estrategia de desmitificar a los hitos familiares.
Antes de centrarse en el primigenio participante del descubrimiento de América, el abuelo Zabaneta comenta sobre el antepasado Ceferino Zabaneta Portillo de la Finestrosa, Canónigo Doctoral de la Catedral de Sigüenza que fue un bohemio volteriano.
- Ese Ceferino era un bohemio volteriano.
- Era canónigo.
- (... de Sigüenza).
- El racionalismo corrompió a algunos miembros de la Iglesia... incluso en Sigüenza.
En los tiempos que corren no me atrevería a llamarle a nadie "volteriano" más, porque en estos tiempos llamarle algo a alguien es motivo de pelea, que porque conozca ese alguien el significado del adjetivo "volteriano" que según la R.A.E. significa, entre otras acepciones: que manifiesta incredulidad o impiedad cínica y burlona.
El volteriano canónigo de Sigüenza, Ceferino Zabaneta, es el autor del manuscrito "Historia del apellido Zabaneta" que la familia ocultó oportunamente en el desván, ya que este escrito desvela las impurezas raciales de tan distinguida familia, comenzando por el primer Zabaneta, Sixto Zabaneta, que fue uno de los indios que llegaron con Colón y que recibió nombre y apellidos por adopción.
(aprox. 0:21:00) Arranca una escena retrospectiva en la que se desfilan las ofrendas que presenta Cristóbal Colón a los Reyes Católicos mientras suena el Himno de los Marines de los Estados Unidos.
(aprox. 0:21:35) Al final del desfile aparece el Sixto Zabaneta original: ¡UN INDIO!
TIENDA RETRO
Un ornamento retro muy propio de las puertas de cristal de acceso a los comercios: las pegatinas de las tarjetas de pago admitidas en el comercio en cuestión. Como se puede ver en la fotografía, en muchas ocasiones llegaban a cubrir gran parte del cristal de la puerta de la tienda. En la imagen se pueden ver a la derecha y detrás de José Luis López Vázquez.
Magnífica colección de navajas (de Albacete, I presume) en el escaparate de una tienda de recuerdos.
Máquina registradora de madera y cinta en una rueda exterior.
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